André Ricard

André Ricard, figura destacada del diseño español del siglo XX, nació en Barcelona en 1929. Desde muy joven se formó en la Academia de Warnia Zaraszescka, artista polaca que le introdujo en los principios de la escuela Bauhaus, influyendo profundamente en su visión del diseño. Su carrera despegó realmente en 1963, cuando inició una colaboración con la casa de perfumes Puig, para la que diseñó innovadores envases, consolidando su reputación en el sector. Su trabajo alcanzó la cima cuando recibió el encargo de crear la antorcha de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, una pieza que marcó un hito en su carrera, a la que siguió el diseño del pebetero olímpico de Lausana en 1993.

Los diseños de André Ricard se caracterizan por su sencillez funcional y su sentido práctico, que incorpora a objetos cotidianos como el cenicero Copenhague y el encendedor Menhir. Detrás de cada objeto, por modesto que sea, se esconde un proceso reflexivo en el que la funcionalidad prima sobre la forma. Esta filosofía también se ilustra en sus diseños de iluminación, como las lámparas Tatú y Fontana, editadas por Santa & Cole. Para Ricard, el diseño consiste en dar a los objetos las formas más sencillas y lógicas para que cumplan plenamente su función.

A lo largo de su carrera, Ricard ha destacado por el uso de materiales naturales, que procesa con técnicas tradicionales. Defensor de la intervención manual en la producción de sus creaciones, considera que es una forma de preservar las tradiciones y la autenticidad de los objetos. Profesor y escritor, fue también presidente fundador de ADI-FAD y vicepresidente del Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial. Entre los muchos honores que ha recibido, celebró su 90 cumpleaños reeditando su lámpara Petit Tatú, lo que demuestra la perdurable relevancia de su obra para el diseño contemporáneo.